La Fundación para la Diabetes aconseja llevar insulina suficiente, reforzar los controles de glucosa y aumentar la hidratación, entre otras medidas
Cada vez son más quienes se plantean el reto de recorrer el Camino de Santiago y ser diabético no es ningún impedimento para hacerlo. Desde la Fundación para la Diabetes aseguran que las personas con esta enfermedad pueden hacer el Camino de Santiago de la misma manera y al mismo nivel que cualquier otra persona con sólo adoptar algunas precauciones antes y durante el viaje para mantener bajo control sus niveles de glucosa y disfrutar de la experiencia con seguridad. De hecho, aseguran que los diabéticos no sólo no han de renunciar a este tipo de retos físicos sino que deben incorporar la actividad física a su rutina diaria porque está demostrado que ello ayuda a controlar la diabetes tipo 1 y 2.
Antes del viaje
Entre las recomendaciones que ofrecen los expertos de la Fundación figuran algunas que son comunes a cualquiera que se plantee hacer el Camino, tenga o no diabetes, como comenzar un plan de entrenamiento regular y de intensidad progresiva al menos tres meses antes de iniciar el viaje para poder afrontar el reto en buenas condiciones físicas.
Pero también hay otras específicas, como la importancia de informar al médico del viaje que se va a realizar y la distancia a recorrer para que pueda ajustar bien el tratamiento y asesore nutricionalmente a la persona. Por otra parte, si para llegar al lugar de salida de la primera etapa se va a coger un avión, es fundamental llevar un informe médico que acredite que se tiene diabetes y que es necesario llevar en el equipaje de mano la medicación y algunos dispositivos, ya sea el glucómetro, lancetas, bolígrafos de insulina, etcétera.
Se debe calcular la cantidad de insulina necesaria para los días que se estará en el Camino más una cantidad extra por si hay algún imprevisto
Además, es imprescindible viajar con la insulina suficiente. Los médicos aconsejan calcular la cantidad de insulina que hará falta para los días que se estará en el Camino y añadir una cantidad extra por si hay algún imprevisto. Además, puede ser conviente llevar neveras portátiles para mantener la medicación a la temperatura adecuada, pues no todos los albergues que hay a lo largo de la ruta disponen de frigorífico donde conservar el material. Sin olvidar meter en la mochila, un kit de emergencia de glucagón que permita contrarrestar una hipoglucemia severa, es decir, una hipotética situación en la que la bajada de azúcar en la sangre sea tal que no se puede administrar azúcar por vía oral.
Por otra parte, y como ya se aconseja a todo aspirante a peregrino, hay que asegurarse de que se lleva el calzado adecuado, con sujección, bien adaptado ya por el uso, impermeable y transpirable,y también ropa cómoda y que pese poco.
Durante las etapas
Desde la Fundación para la Diabetes advierten que los cambios en los niveles de glucosa en sangre son habituales cuando se practica ejercicio físico o deporte, de modo que aconsejan a los peregrinos con diabetes medir la glucosa antes, durante y después de cada etapa para conocer y vigilar estas alteraciones. Y recomiendan completarlo con un control de glucemia antes de ir a dormir.
También es importante llevar a mano alimentos para remontar hipoglucemias, incluyendo hidratos de carbono de absorción rápida (azúcar, bebidas isotónicas, bebidas azucaradas, néctares de fruta...).
Conviene medir los niveles de glucosa antes, durante y después de cada etapa, y realizar un nuevo control antes de ir a dormir
Otra cuestión clave es hidratarse bien, bebiendo en torno a unos tres litros de líquidos al día (preferentemente agua), porque la hiperglucemia aumenta la eliminación de glucosa por la orina e incrementa con ello el riesgo de deshidratarse. La cantidad de líquido a ingerir puede variar en función de la duración o dureza de cada etapa o de las condiciones meteorológicas, y si se toman bebidas que no sean agua, hay que recordar mirar la etiqueta para comprobar los carbohidratos que se ingieren.
Los peregrinos diabéticos han de extremar el cuidado de los pies y revisarlos después de cada etapa para detectar cualquier rozadura, hinchazón o herida
Y una vez finalizada cada etapa, todos los peregrinos, pero los diabéticos en particular, han de prestar atención y cuidados a los pies. Hay que revisarlos para detectar cualquier ampolla, rozadura, hinchazón o herida; lavarlos con agua y jabón neutro, hidratarlos adecuadamente, y cambiar las botas o calzado de caminar por unas sandalias.
Fuente: http://www.lavanguardia.com
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