El Camino de Santiago es una de las principales rutas de peregrinación del mundo cristiano. Es un recorrido físico y espiritual que puede realizar cualquier persona: hombres y mujeres, niños y niñas, familias enteras con un afán de mejora espiritual y de conversión. En estas peregrinaciones familiares o en la soledad, podemos encontrar una inmensidad de recetas y gastronomía en el camino a Santiago de Compostela.
En el monasterio de Roncesvalles (en el año 1660, según estadísticas) se sirvieron a los peregrinos y caminantes a Santiago un total de 25.000 raciones de comida, consistentes en media pinta de vino, caldo de ave, pan y carne si no era cuaresma y abadejo u otro pescado de la zona según por donde pasásemos y huevos en lugar de carne cuando era la época de cuaresma.
En un texto del Codex Calixtinus se dice de Roncesvalles lo siguiente: «La puerta se abre a todos, enfermos y sanos / no sólo católicos, sino aún a paganos / a judíos, herejes, ociosos y vanos / y más brevemente a buenos y profanos?. Todo el mundo debe recibir con caridad y respeto a los peregrinos, ricos o pobres, que vuelven o se dirigen al solar de Santiago, pues todo el que los reciba y hospede con esmero, tendrá como huésped; no sólo a Santiago, sino también al mismo Señor; según sus palabras en el Evangelio: «El que a vosotros recibe, a Mí me recibe ". Hubo antaño muchos que incurrieron en la ira de Dios por haberse negado a acoger a los pobres y a los peregrinos de Santiago. Por lo que se debe saber que los peregrinos de Santiago, pobres o ricos, tienen derecho a la hospitalidad y a una acogida respetuosa.
Algunos alimentos traen a la gastronomía de la Semana Santa un simbolismo, los más repetidos en las diferentes culturas Europeas son:
El huevo duro. Lo que consideramos hoy en día huevo de pascua, y su origen, anterior al cristianismo, es incierto pero el huevo duro aparece como ingrediente en diversos platos por las rutas Jacobeas.
El pan. El denominado Pan de Pascua esta presente en la cultura del este de Europa.
El bacalao en salazón es uno de los platos que participa en diversas recetas de la gastronomía de la Semana Santa en Europa y América.
La receta que en esta ocasión os presento es un alimento típico de la repostería Española en estas fechas de Pascua y es tradicional en las regiones de Murcia, Valencia, Cataluña, Castilla la Mancha y Aragón. En Galicia es conocido como ornazo; en Jaén y en Asturias, como peragota o bolla.
La mona se suele consumir durante la merienda de los días de Pascua. En la zona de Aragón, en especial en Teruel y toda su provincia, se suele ir de merienda al campo con sus longanizas de Pascua y llevar como postre este singular plato, siendo costumbre cascar el huevo en la frente de otra persona. Tradicionalmente el padrino es el que regala la mona a su ahijad@ el Domingo de Pascua después de la misa.
MONA DE PASCUA DE TERUEL
Ingredientes (para unas 8 monas pequeñas individuales o una grande):
3 huevos
250 gramos de azúcar
250 mls. de leche templada
50 gramos de levadura fresca de panadería
250 mls. de aceite de girasol
1 kilo de harina
Decoración:
Huevos cocidos
1 huevo batido
Azúcar para espolvorear
Elaboración:
Batimos los huevos con el azúcar, y añadimos la leche templada, donde habremos disuelto la levadura fresca de panadería. Incorporáramos el aceite y batimos energéticamente.Añadimos la harina de poco en poco y amasamos 10 minutos hasta que nos quede una masa fina y elástica; podemos utilizar el robot de cocina para mayor facilidad a la hora del amasado.
Tapamos la masa, y dejamos reposar en un lugar templado hasta que duplique su tamaño. Un buen sitio es en la cocina mientras se calienta el horno, y le puede llevar dos horas la fermentación.
Dividiremos la masa en porciones y boleamos para tensionar la superficie. Ponemos sobre la bandeja de horno y tapamos para que vuelva a duplicar tamaño, sobre hora y media mas o menos. Pintamos con huevo batido, cubrimos bien de azúcar, y colocamos un huevo cocido en el centro o varios alrededor, según el tamaño.
Metemos al horno a 200 grados (horno precalentado) unos 15 minutos aproximadamente; dependerá del horno. Si a los 5 ó 10 minutos observamos que se doran demasiado, la cubriremos con papel de aluminio para seguir con la cocción sin que se nos queme la superficie.
Retiramos de la bandeja del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Bon Xantar, amigos peregrinos.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es
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